IGLESIA PARROQUIAL DE BENABARRE

IGLESIA PARROQUIAL DE BENABARRE

IMG_4736Dedicada a Santa María la Mayor o de Valdeflores, un día ostentado por la iglesia del castillo, fue trasferido con su parroquialidad a la nueva, supuestamente levantada sobre la antigua iglesia de San Miguel.

La iglesia mira a occidente y se levanta sobre planta rectangular de nave única, se complementa con cuatro capillas laterales, coro y bajo coro con dos huecos más laterales. Estos forman un atrio que aísla el primer tramo de los pies de la nave y un testero plano con sacristías a ambos lados.

Se alza en obra de sillería, al parecer aprovechada, en parte, del derribo de la iglesia del castillo, que según las gentes sirvió antes para fortificar la villa y el castillo durante las guerras carlistas del siglo XIX.

Como puede verse, la cantería es de buena calidad y está elaborada en tiempos de construcciones más esmeradas y sólidas. Grandes contrafuertes hasta la techumbre refuerzan las fachadas laterales y los espacios entre éstos se dedican a capillas. La techumbre es a doble vertiente.

Destaca por sus grandes proporciones. La fachada principal se divide en tres cuerpos que están señaladas por el vuelo de dos impostas: uno, el mayor, donde se encuentran las puertas y ventanas; un segundo liso; y un tercero en forma de frontón triangular. Remata la fachada, y centrada sobre la misma, una espadaña de un solo ojo y unos pivotes ornamentales colocados en las esquinas. Las dos puertas están a ambos lados de la fachada y son de arco de medio punto enmarcado por pilastras adosadas y entablamento bajo frontón triangular. Sobre ellas se abren óculos de iluminación. La nave se divide en cinco tramos, indicados por pilastras adosadas y arcos rebajados que parten de una imposta volada. Carece de ornamentación arquitectónica y la bóveda es de cañón. Sólo el presbiterio se decora con impostas y arcadas con leves perfiles. Las ocho capillas laterales abren en arcos de medio punto y bovedillas de cañón. Estuvieron dedicadas, entre otros, a San Medardo, San José, San Lorenzo, Inmaculada y la Dolorosa. Al pie de la nave, una escalinata conduce a un bajo coro central que se encuentra aislado del conjunto espacial por una triple arcada sobre tenues pilastrillas.

A un lado y otro, se localizan las entradas del templo. Parte de los retablos y el hermoso órgano del coro alto fueron bajados de la iglesia de Santa María la Mayor del Castillo. En el año 1936, con ocasión de la Guerra Civil, fueron arrancados todos los retablos de la parroquia y de los restantes templos de la localidad (Agustinos, Hospital, Madres Dominicas y ermitas) corriendo la misma suerte el órgano de la parroquia y el de las dominicas.

Todo desapareció bajo las llamas en la carretera de Graus, concretamente en el “camp de Matas”. Testigos presenciales observaron como el oro derretido por el calor formaba riachuelos hasta perderse por las grietas de la tierra. Terminada la contienda civil, bajo la dirección del párroco José Cierco, se fueron reconstruyendo los templos parroquiales, del Hospital y de las Dominicas. En su interior se encuentra una pequeña exposición de objetos emblemáticos de la villa. En la misma se conserva la arqueta de San Medardo, santo patrón de la villa, que muestra su vida y milagros por medio de relieves.

La primera escena nos habla del nacimiento de San Medardo y su hermano; la segunda narra la consagración como obispos de los dos hermanos; la tercera habla del milagro de San Medardo; y la cuarta es el velatorio del santo. Se trata de una obra de mediados del siglo XVI inspirada en un grabado de Durero. Destaca también la belleza del retablo del maestro Albatarrech, de la segunda mitad del siglo XIV, dedicado a Santa Elena. Procede del antiguo Hospital de Santa Elena, hoy reformado como albergue. La imagen de la Virgen de Linares, del siglo XII es una obra románica trasladada desde Convento de Linares, actualmente en ruinas. Esta iglesia comenzó a edificarse el año 1832, en estilo neoclásico.

Las guerras civiles que sobrevinieron luego obligaron a suspender las obras al emplearse los materiales para reforzar las murallas y fortificar la plaza. En 1839, una vez apaciguado el país, se reanudaron las obras que terminaron en 1844. El párroco promotor fue D. Martín Castillón.