IGLESIA PARROQUIAL DE JUSEU

IGLESIA PARROQUIAL DE JUSEU

El desarrollo de la arquitectura barroza tuvo en esta zona oriental del norte de Aragón muy poca repercusión. Las crisis económicas y el escaso aumento de la población hizo innecesaria la construcción de nuevas iglesias, así que en muchos casos se limitó a las ampliaciones de templos de etapas constructivas anteriores. Uno de los pocos ejemplos plenamente barrocos es la iglesia de San Julián de Juseu.

La de Juseu se encuentra documentada , lo que nos permite conocer su autor y el año de su realización. Su planta es rectangular, de una sola nave y con la cabecera plana. Cuenta con capillas laterales comunicadas entre sí y coro alto a los pies.

Se conservan cuatro imágenes pintadas que datan probablemente de la época de construcción de la iglesia y que representan a cuatro santos, San Pablo, San Pedro, San Miguel, y uno último desconocido (San Ramón Nonato).

Pero lo que realmente nos llama la atención es la decoración con yeso, que recrea estrellas y lacerías geométricas que cubren la airosa cúpula del presbiterio y los arcos y bóvedas de la nave, de cuatro capillas laterales y del bajocoro.

El programa decorativo cubre la superficie de la bóveda central, bóvedas de las capillas laterales, cúpula sobre el presbiterio, intradoses de los arcos y pretil del coro. Los temas que se desarrollan son los más comunes del repertorio de las pervivencias y se repiten en otras obras documentadas del mismo autor, como la decoración de la iglesia de Illueca, en la provincia de Zaragoza.

El material usado para las decoraciones es el yeso o sulfato de calcio hidratado, que es la materia prima para la decoración de interiores, ya que es un material muy abundante y de gran plasticidad. Es adecuado para componer complicadas temáticas, y su elaboración es sencilla y barata. El yeso extraído debe ser calcinado en un horno preparado para ello a temperaturas no muy elevadas, incluso por debajo de 100ºC, proceso en el que el material pierde agua. Una vez molido, se le añade el agua perdida de modo que pueda volver a cristalizarse, endureciéndose al contacto con el aire.

En lo que se refiere a las técnicas de aplicación, éstas pueden ser varias y combinadas entre sí. Se utiliza la talla, el modelado y el moldeado, según cual sea la finalidad de la obra que se está trabajando. Cuando se trata de llevar a cabo el pretil de un coro, al ser éste calado, se utiliza la elaboración de la talla. Sobre paneles de madera del tamaño del original se coloca una capa de yeso que una vez que seca se trabaja siguiendo los motivos elegidos, cuando ya está terminado, se separa de la madera y se coloca en el lugar para el que está destinado. Para cubrir bóvedas, cúpulas y arcos, los temas se dibujan primero en la superficie que va a ser decorada y después se van modelando de acuerdo al diseño, rematándose los detalles mediante la talla en seco. Otros motivos, como alguna moldura, se realizan previamente en moldes y se integran posteriormente en la decoración por medio de clavos.

En cuanto a la policromía, en origen y atendiendo a documentos de la época que describen como debían de ser realizadas estas decoraciones, se sabe que se utilizaba yeso de dos colores, uno negro y otro blanco, de modo que los fondos eran oscuros y los trazos claros para que éstos dieran la sensación de tener más relieve. Así sería normalmente, pero en la parte nororiental de Aragón la policromía es variada y en pocas ocasiones coincide con la original. Los colores utilizados son el blanco y el amarillo, combinados con dorados. Pero en Juseu es uno de los pocos ejemplos en los que se sigue la bicromía más acorde con su programa original, en blanco y negro.

Su autor fue Juan de Marca, un maestro originario del Beárn francés, que trabajo aquí entre 1661 y 1662. A juzgar por estas fechas, las obras de Juseu y, probablemente, en Torres del Obispo fueron inicios de un artista que está considerado uno de los mejores arquitectos de su época y el difusor de este tipo de yesería por todo Aragón.